El PAN, de la nostalgia por el voto al inframundo del poder

@josegmunoz

 

Se atribuye al ex presidente Adolfo Ruiz Cortines, el mote de “románticos del voto” a los panistas que se quejaban después de cada elección de haber sido víctimas de un “gigantesco” fraude. Los panegiristas del sistema lo defendían con el argumento de que la democracia no era nada más el voto ciudadano, porque, a fin de cuentas, se gobernaba para todos, justo lo que siempre se ha puesto en duda.

 

Más de un historiador ha sostenido que Manuel Gómez Morín, por su formación financiera (ex director del Banco de México y fundador de la Escuela Bancaria y Comercial, entre otras instituciones del mismo corte), fundó el Partido Acción Nacional “para defender a los ricos”. Tanto se repitió esta afirmación que acabó por ser lugar común entre “analistas” de antes y de hoy, lo que cerró el paso a reflexiones de mayor calado respecto a los orígenes del partido que está a días de abandonar Los Pinos en condiciones ominosas, luego de doce años de haberse posicionado como el partido de la alternancia.

 

En realidad, la idea de Gómez Morín fue la de crear un partido que agrupara a los católicos (que por ese entonces constituían una muy holgada mayoría en la población) para oponerse al “gobierno comunista” del general Lázaro Cárdenas, cuando en su mandato se modificó el Artículo Tercero constitucional, al que se le incluyó la frase que la educación en México será socialista. El discurso de Gómez Morín penetró bien en la población católica, pero en católicos sin capacidad organizativa; la mayor actividad política del partido en algunos municipios del país se concretó a posicionarse en contra del Artículo Tercero o la creación de los Libros de Texto Gratuitos, por carecer de referencias religiosas y “promover ideas comunistas”.

 

Las candidaturas presidenciales del PAN, hasta antes de Vicente Fox, eran sólo testimoniales. Los panistas lo sabían. No perseguían el poder, sino constituirse en una oposición influyente para impulsar las demandas de ese segmento de la población que fundía la fe con la gestión pública.

 

La debacle del PAN; según el analista Salvador Flores Llamas, “son el abandono del PAN de sus principios humanistas y democráticos y del acercamiento a la sociedad, los arribistas y panistas chambistas, el nepotismo, el desprecio a las bases y la imposición de candidatos, desprestigiados muchos de ellos. No se precisa refundar a Acción Nacional. Simplemente volver a sus orígenes, pero con la humildad de quien llegó a la cima del poder y se desbarrancó por soberbia y por haber olvidado sus cimientos”, escribió en el portal “Yo influyo”. El 27 de julio.

 

El arribismo, en efecto, fue lo que marcó el cambio en el PAN. Llegaron los empresarios regiomontanos a principios de los 70, Luego, cuando José Angel Conchello, estaba al frente del partido albiazul, hicieron notar su presencia. Poco antes, en 1968, el, partido blanquiazul tuvo su primer alcalde. Víctor Manuel Correa Rachó en Mérida, Yucatán.

 

Fue el principio de la modernización del PAN y, obvio, de su cambio “en los principios”. Los empresarios tienen sólo fe en las leyes de mercado. El pensamiento de los fundadores conformaba una doctrina que se llegó a llamar socialcristiana.

 

Los nuevos panistas llevaron al partido al poder presidencial, pero con eso se toparon con el inframundo de la política. Lord Acton dijo que el poder corrompe y el poder absoluto corrompe absolutamente. El PAN, conoce ahora los pantanos del poder. De los principios, nadie se acuerda.

 

Curiosamente, el Presidente Felipe Calderón pretende liderar al Partido Acción Nacional en una especie de nueva misión: sacar a los pinos “en seis o doce años”. El mandatario dijo que se siente obligado ética y políticamente a mantener activo su trabajo para que el país logre la plena democracia que el PRI no garantiza. Habló como si los mexicanos no se enteraron del desastre de su administración. El mandatario en ejercicio de autocrítica hacia el interior del panismo, dijo que las derrotas infligidas a, PAN en el Distrito Federal, fue porque postuló a “candidato enanos”, con toda la carga de significados que pudiera traer consigo tal afirmación.

 

Gustavo Madero rechaza la idea de refundar el partido. Diego Fernández de Cevallos sostiene que esto tiene que discutirse de “puertas adentro” en el PAN, y opinó que es necesario reconsiderar todas las propuestas.

 

El partido de la “reacción” como solían llamarlo los priístas durante muchos años, es de enorme importancia en la política nacional por su peso histórico y por la energía de los millones de ciudadanos que se mueven bajo sus principios de doctrina. En torno al PAN, en este momento hay motivos suficientes para la preocupación. Tan es así, que los ex presidentes nacionales Luis H. Álvarez, Luis Felipe Bravo Mena, Germán Martínez y César Nava, exigen la “refundación” del partido. Alegan que la derrota obliga a reflexionar no sólo en los errores cometidos, sino en el rumbo del partido”. En carta dirigida al líder nacional, Gustavo Madero, demandan acciones impostergables: abrir el partido a la ciudadanía —especialmente con los jóvenes—, endurecer los estatutos para evitar deslealtades como la de Vicente Fox, postular mejores candidatos.

 

Lo que ninguno de los ex dirigentes ha propuesto es orientar a las nuevas generaciones del partido a que conozcan cuáles son los fines del poder para evitar que conviertan en botín los cargos públicos, como lo han hecho gran parte de los panistas, quienes deben comprometerse a limpiar el fango, no pelear por estar en él.

 

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