En voz alta

Por: Gerardo Viloria
A poco menos de mes y medio para que concluya la actual administración panista, ésta heredará una riesgosa problemática alimentaria al gobierno de ENRIQUE PEÑA NIETO.
Es importante destacar que México importa el 56 por ciento de los alimentos que consumen 116 millones de mexicanos. Los porcentajes son los siguientes: el 61.55 por ciento de la demanda de maíz, el 70 por ciento de arroz y 90 por ciento de oleaginosas, esto reconoció ENRIQUE DE LA MADRID CORDERO, coordinador para el Campo dentro del equipo de transición del presidente electo ENRIQUE PEÑA NIETO.
Reporte del Consejo Nacional Agropecuario (CNA), organismo cúpula del sector privado que aglutina a las grandes empresas agroindustriales del país, señala que a la fecha casi la mitad de los granos básicos, así como productos agroindustriales que se requieren para el consumo interno provienen de importaciones, principalmente de Estados Unidos.
Según datos de la Sagarpa, durante 2011, México incrementó en un 69% la compra de granos al exterior; esto ahonda su dependencia alimentaria.
En este contexto, el Departamento de Agricultura del gobierno de Estados Unidos pronostica que en 2020 México será el segundo importador de granos más importante del mundo y el tercero en cárnicos.
Lo anterior pone en una situación vulnerable a nuestro país, ya que cualquier incidente climático extremo en las áreas productoras de granos en el mundo disparara los precios, tal como sucedió este año con la sequía en Estados Unidos.
Así, en nuestro país tuvimos el incremento en los importes de la tortilla, frijol, carnes, huevo, leche, yogurt, queso, pan, entre otros, todos ellos elaborados con granos básicos (maíz, sorgo, trigo, cebada, arroz, avena y frijol).
Todo lo anterior, hace evidente que la falta de políticas públicas a favor del sector primario ha provocado que México no cumpla con los niveles de producción agrícola recomendados por organismos como la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y el grupo de los ocho países más ricos del mundo (G-8) que señalan que “los países deben producir al menos 75 por ciento de lo que consumen”.
Frente a este nivel de dependencia, y para evitar severos conflictos sociales, debido a que tenemos 13 millones de mexicanos en pobreza extrema, además de 11 en pobreza alimentaria y patrimonial, es urgente que el próximo gobierno procure la seguridad alimentaria a través del fortalecimiento de la agricultura, lo que permitiría convertirla en trascendente generadora de empleos y divisas para la economía nacional; lo anterior, independientemente de posturas ideológicas económicas.
Poner al campo en un primer plano en el esquema de desarrollo, no es imposible. Lo han logrado países que hace 30 o 40 años se encontraban en las condiciones en que ahora se encuentra México: Brasil, China, Corea, Singapur y Hong Kong.

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