En voz alta

Por: Gerardo Viloria
Como resultado de los últimos acontecimientos postelectorales, donde ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR, resuelve salirse del PRD y transformar a su Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en partido político con el propósito de volver a presentarse en las elecciones presidenciales del 2018, así como la anticipada decisión de MARCELO EBRARD CASAUBON de ser el próximo candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) a la presidencia de la República en el 2018; la izquierda mexicana ha sufrido un duro golpe.
Este razonamiento surge porque a pesar que esta categoría ideológica siempre ha estado diluida, en el más reciente proceso electoral los partidos que la conformaron: de la Revolución Democrática (PRD); del Trabajo (PT); y Movimiento  Ciudadano (MC), lograron una unidad que les permitió alcanzar 16 millones de votos.
No obstante, retorna a sus inicios, donde tal corriente ha sido atomizada y arrasada en un partido grande, en innumerables corporaciones políticas y en infinidad de tribus; divisiones todas provocadas por la mezquindad de la mayoría de sus dirigentes para disputarse entre sí los puestos públicos y las canonjías correspondientes.
Para algunos seguidores cercanos a LOPEZ OBRARDOR, la decisión es correcta, ya que una vez que obtenga el correspondiente registro, recibirá las prerrogativas a las que tenga derecho, es decir, al subsidio.
En este contexto, cabe el siguiente razonamiento. En una democracia, los partidos son la única vía válida para buscar el poder en el país. En una dictadura, sobra decirlo, los partidos no existen; o bien, domina sólo el que detenta el poder. Ahora bien, si el tabasqueño se decide por la creación de uno nuevo, tácitamente está reconociendo a las instituciones que en el pasado mandó al diablo.
Por otra parte, ¿Cuál será la orientación ideológica del partido que va a salir de Morena? Se podría adelantar que difícilmente  será  de izquierda; en especial, si es fundado con los mismos radicales que se autodefinen como izquierdistas y que se encargaron de amedrentar, durante la pasada campaña, a todos los que no piensan como ellos. Porque si bien esos simpatizantes de LÓPEZ OBRADOR se dicen de izquierda, en realidad su ideología es más parecida a la de ultraderecha, violenta e irracional.
En este mismo sentido, recordemos que LÓPEZ OBRADOR no es de izquierda en el más amplio sentido de la palabra. De igual manera ocurre con los otros partidos que se dicen de izquierda. Y eso es por una razón elemental: los que los encabezan no son personas de izquierda, sino híbridos en los que cabe toda una mezcolanza de ideologías.
Sin embargo, con el pensamiento de algunos luchadores e intelectuales de izquierda, quienes anhelan que esta fuerza política revalore perspectivas y tome en sus manos los destinos propios, opinan que éste es un momento en que se deben adoptar decisiones fundamentales.
Así, un conjunto de miembros del Partido de la Revolución Democrática ha lanzado un documento en el que proponen dos tareas centrales: “la transformación del PRD y la construcción de un partido único de las izquierdas”.
Además, discurriendo que tal vez sea la última oportunidad para llevar a cabo una transformación interna y al mismo tiempo elaborar una propuesta unitaria, convocan “a los militantes y dirigentes del PT, MC, Morena y a otros contingentes organizados en otras expresiones del movimiento progresista a discutir estas tareas”.
La minuta considera: que “la construcción del proyecto unitario pase por el debate de un Partido-Frente”. De esta manera, fincan condiciones para una remota unidad de las fuerzas de izquierda.

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