ZONA METROPOLITANA

Una de las peores formas de discriminación contra las mujeres es la violencia, y la más infame expresión de esa violencia es el feminicidio: Lucila Garfias Gutiérrez

  • Ante más de mil mujeres, pidió un cambio de valores y actitudes
  • en México 7 de cada 10 mujeres de más de 15 años, han sufrido violencia comunitaria, familiar, patrimonial, escolar, laboral y de pareja.
  • En el Siglo XX y en lo que va del XXI, se han logrado avances
  • Asistió el líder de la Sección 36 del SNTE Héctor Animas Vargas
  • Presente regidoras electas y en funciones de Nueva Alianza en la entidad

Por Fernando Olivas Ortiz

El líder de la 36 SNTETlalnepantla, Méx.- La razón para reunirnos, además de tener la oportunidad del encuentro y de saludarnos con mucho gusto, este evento se da con motivo de una de las fechas más importantes en la lucha por las mujeres, por la equidad conmemoramos en el mundo el 25 de noviembre, el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra las Mujeres y las Niñas, dijo Lucila Garfias Gutiérrez.

Durante ese evento agregó la dirigente de Nueva Alianza, desde luego que no es una fecha de festejo, este es un día de análisis y reflexión y en recuerdo las mujeres y hombres que han dado su vida por esta causa, particularmente las hermanas Mirabal masacradas por un gobierno represor.
La legisladora federal manifestó los hombres y mujeres hemos decidido convivir en sociedad y el sueño que todos tenemos, es vivir en armonía, con tolerancia, con respeto y que en lo individual y en lo colectivo logremos vivir en paz y alcanzar nuestro pleno desarrollo.
Destacó también es claro que el Siglo XX y en lo que va del XXI, se han logrado avances en la materia, pero son tantas las demandas insatisfechas como las conquistas alcanzadas. Tenemos derecho al voto, pero la representación de las mujeres en el Congreso, en el Gobierno Federal y en los Gobiernos locales sigue siendo insuficiente.

Hay decidida incorporación a la educación y al mercado de trabajo, pero se nos paga menos y algunos seguimos siendo la excepción en los escalafones superiores, lo cual demuestra falta de equidad y que falta mucho por hacer y que sigue habiendo discriminación”.
Expresó que una de las peores formas de discriminación contra las mujeres es la violencia, y la más infame expresión de esa violencia es el feminicidio; En la actualidad, la violencia contra las mujeres se reconoce, nacional e internacionalmente, como una de las formas más graves de discriminación.
Por lo mismo señaló Garfias Gutiérrez, la comunidad internacional se ha dado a la tarea de desarrollar distintos acuerdos e instrumentos de protección a los derechos de las mujeres, en los que han quedado claras las obligaciones del Estado para prevenir, erradicar y sancionar la violencia contra las mujeres, independientemente del ámbito en que ésta ocurra, sea lugar público o privado.
A pesar de ello, en nuestro país 7 de cada 10 mujeres de más de 15 años, han sufrido violencia comunitaria, familiar, patrimonial, escolar, laboral y de pareja.
La violencia ejercida por el esposo, novio o compañero ha sido la más declarada por un 43.2% de las mujeres. Siguiendo la violencia comunitaria por 39.7% de las mujeres de 15 años y más, la laboral con 29.9%, la familiar con 15.9% y la escolar con 15.6%.
De cada cien mujeres de más de 15 años que tienen o tuvieron una relación de pareja: 38 hayan padecido violencia emocional; 23 violencia económica, 19 violencia física y 9 violencia sexual, 13.3% tuvo antecedentes de abuso sexual en la infancia.
“Compañeras y compañeros del Partido, estas cifras son lacerantes y nos indican las difíciles circunstancias de este fenómeno. En donde deberíamos estar mías seguras las mujeres y las niñas, es donde más nos vulneran; en la familia, en la comunidad, en el trabajo, en el entorno más cercano”.
Más adelante externó Lucila Garfias, es claro que uno de los mayores problemas que enfrentamos en el país para atender, castigar y erradicar la violencia que vivimos las mujeres es la que no se denuncia, desde la que ocurre en nuestras casas, en los centros escolares, en las calles y las instituciones, hasta la que promueven los medios de comunicación al fomentar el uso de nuestro cuerpo como una mercancía desechable.
Asimismo, cada vez que un servidor público rechaza documentar una denuncia; cada vez que se abandona el expediente inconcluso del asesinato de una mujer; cada vez que se emplean excusas sobre el comportamiento de la víctima para no sancionar un delito en contra de alguna mujer, se nos está enviando un mensaje categórico de desprecio a nuestros derechos para vivir libres de violencia.
En el caso de México, la adopción de medidas enfocadas a prevenir, atender, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres no se ha dado con la velocidad que se requiere la atención institucional a este problema. Pasó más de una década para que se concretaran en la Ley General de Acceso de las mujeres a una vida Libre de Violencia.
De esta Ley es importante resaltar que conlleva la subsecuente armonización legislativa, que permite aplicar sus lineamientos en los códigos locales, la implementación de estas leyes, ha sido un paso importante para dar cumplimiento a las obligaciones establecidas en la Convención de Belém do Pará.
En nueva Alianza, estamos consientes de que la sociedad mexicana quiere ver resultados. Por eso es tan importante el Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer; Nos recuerda la necesidad de un cambio de valores y actitudes.
Es por ello en la lucha que emprendieron otras mujeres antes que nosotras no cejaremos hasta que impulsemos una política de estado que termine con la violencia contra las mujeres.
Conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer nos obliga a todas y todos a promover una campaña permanente que garantice que las mujeres y las niñas tengamos acceso a la justicia, que no haya impunidad para los agresores y que se adopten todas las medidas disponibles para prevenir y dar respuesta a la violencia de género.
La impunidad en la que quedan la mayoría de los delitos contra las mujeres no sólo nos resta importancia, no sólo normaliza la violencia cotidiana contra nosotras, sino que refuerza los patrones culturales de tolerancia a todo tipo de discriminación y violencia social.
Efectivamente muchas veces compañeras y compañeros, la violencia de género ocurre con frecuencia en ambientes permisivos en los que se incrementa y fortalece.
“Yo les pregunto, en una sociedad indolente frente a las golpizas que propina el vecino a su esposa; a sus hijas, hijos, hermanas una comunidad que mira hacia otro lado cuando sus jovencitas caen en las garras de tratantes de personas o una colectividad pasiva ante la violencia que sufren las mujeres que migran en busca de mejores oportunidades, la violencia en el noviazgo, el alto índice de embarazos, el bullying escolar ¿no será que la indiferencia de la sociedad ha permitido la violación de nuestros derechos?”.
La insensibilidad ante la violencia en las familias, las comunidades y las instituciones y gobierno es uno de los más terribles obstáculos para prevenirla, atenderla, castigarla y erradicarla, luchemos en contra de esto compañeras y compañeros, no permitamos que el silencio sea cómplice de la violencia.
Hoy, nos reunimos aquí para hacer conciencia para reflexionar colectivamente, para decirnos a seguir nuestra lucha estamos aquí para levantar la voz y señalar sin ambigüedad, que mientras la violencia contra las mujeres se mantenga en la impunidad y la invisibilidad, no podremos librarnos de los conflictos que afectan a nuestras comunidades.
Sin embargo la violencia sexual, racial y de género y otras formas de discriminación y violencia no pueden ser eliminadas sin un cambio cultural de valores y actitudes. La experiencia nos muestra que para erradicar el problema de la violencia contra las mujeres, es necesario atacar las causas.
Las políticas públicas adecuadas a la solución del problema de la violencia contra las mujeres deben focalizarse en generar las condiciones sociales necesarias para el acceso a nuestros derechos, ya que en el estado actual de cosas se ha llegado incluso al absurdo de responsabilizarnos a nosotras mismas por los problemas de violencia intrafamiliar, lo cual inhibe a las víctimas a solicitar justicia a las instancias competentes.
Por ello, es ineludible atender las dificultades que generan las desigualdades sociales y culturales, a través de la concreción de acciones en todos los sectores de la vida pública, privada y social del país; que se apoyen en todas las disciplinas y con la colaboración institucional, se requieren Leyes justas que garanticen nuestros derechos.
En Nueva Alianza sabemos que son contadas las instituciones nacionales que fueron creadas con propósitos de inclusión social. De hecho, la mayoría, son totalmente contrarias a la perspectiva de género. Precisamente por eso pugnamos por la reestructuración de las instancias existentes y el diseño con perspectiva de género de las nuevas instituciones que surjan en el futuro.
El hecho de no contar con la capacitación adecuada a los impartidores de justicia para atender la problemática, es una de las causas de la perpetuación del fenómeno de la violencia contra las mujeres. Por ende, la transversalización del tema y la formación continua han cobrado primordial importancia.
Sin duda un factor clave es la educación en valores de calidad desde la casa, la escuela, la comunidad, los medios de comunicación sería fundamental en el cambio que debemos impulsar y por lo tanto se requiere de todos, de hombres, mujeres, Gobierno, partidos políticos, organización de la sociedad civil, medios de comunicación para poder emprender la gran jornada que oriente a cambiar juntos en la misma dirección. Concluyo la legisladora federal Lucila Garfias Gutiérrez. Por cierto al evento asistieron entre otros Héctor Animas Vargas, dirigente de la Sección 36 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que es de la más importantes y otros miembros del comité ejecutivo.

 

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