Urgen nuevas comisiones análogas a Condusef.

@josegmunoz

 

La miopía crónica, y progresiva que muestran los linchadores profesionales (y los que no cobran también) al poner en la hoguera purificadora de las redes sociales al más puro estilo Savonarola a Mario Di Constanzo por haber aceptado colaborar con el gobierno de Peña Nieto en la Comisión Nacional de Defensa de Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) les impide ver que “la izquierda” (ese membrete que tan buenos dividendos económicos y políticos rinde la caterva de oportunistas que rodean a Andrés Manuel López Obrador) está en su mejor oportunidad de demostrar cómo gobierna un feligrés de esa utopía cuasi religiosa, si lo hace desde esa postura, como aclara Alfonso Durazo en charla informal con Federico Arreola.

 

Tampoco es para echar las campanas al vuelo a priori, pues se trata de un cargo bastante sensible (la banca es la puerta por donde pueden salir miles de millones de dólares del país) y no será tan fácil cortar las uñas a los voraces banqueros que han rebasado toda la normatividad para lograr dividendos de usura, que ascendieron a 308 mil 491 millones de pesos entre 2007 y agosto de 2011, “un monto de beneficios 60 por ciento superior al alcanzado durante los seis años del primer gobierno surgido del Partido Acción Nacional (PAN)”. (http://www.jornada.unam.mx/2011/10/17/economia/031n1eco)

 

Como si no bastaran las diferencias descomunales entre los intereses que pagan en sus cuentas de inversión a los ahorradores (uno o dos puntos porcentuales por encima de la inflación) a los que cobran por préstamos que va de montos desde el 12 a más de 100 por ciento anual, según banco y tipo de crédito (personal, hipotecario, financiamiento, etc), los banqueros inventan nuevas formas de exacción, como el cobro anual por el uso de tarjetas de crédito que llega hasta los cinco mil pesos, la disposición de efectivo en los cajeros automáticos, la apertura de un crédito, la investigación del mismo, penalidades por pago impuntual, el cargo insólito que hacen empresas fantasma, el endilgar sin consentimiento nuevas tarjetas con megaanualidades, imponer también sin consentimiento del usuario servicios médicos que jamás se ocupan o seguros de asistencia en el hogar que luego niegan “porque ese caso no está en el contrato”, y, la cereza del pastel: el acoso telefónico por deudas reales o inventadas, hasta provocar crisis severas de salud física y mental en no pocas familias.

 

Y todo ello, a ciencia y paciencia de la Condusef, que en los últimos años fue dirigida por Luis Pazos de la Torre, quien fincó su fama y modus vivendi en el combate a la burocracia parásita, pero como castigo de Dios, lo convirtió en uno de ellos, para beneplácito de los delincuentes de cuello blanco.

 

De los llamados delitos de de cuello el que más dinero deja a quien lo comete es el lavado de dinero.

El 26 de julio, la unidad mexicana de HSBC informó que pagó una multa por 379 millones de pesos (mdp) a la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) tras incumplir reglas que permitieron el lavado de dinero. Informó el portal de noticias Animal Político que pagó multas impuestas en noviembre de 2011 por la CNBV “como resultado del incumplimiento de diversas disposiciones relativas a la detección y reporte de operaciones inusuales, así como de otras regulaciones prudenciales”.

 

El escándalo no rebasó los límites de la prudencia mediática. El HSBC es un importante cliente de la televisión, por lo que no le convenía al duopolio televisivo ahondar el el asunto con el mismo encono videograbado que utilizó, por ejemplo, contra una distribuidora de medicinas, que en realidad se trataba de una filial del consorcio General Electric, que pretendía una concesión de televisión abierta.

 

Esto es apenas una muestra de lo que ha trascendido. Se entiende que Mario Di Constanzo no inventará ninguna ley, por lo que su actuación tiene que circunscribirse a la legislación vigente. Lo óptimo es que la aplique sin concesiones; sin prejuicios ideológicos, porque eso podría crear graves injusticias, incluso para los propios banqueros que no cometan ilícitos.

 

Ahora bien, esto representa una oportunidad de oro para Di Constanzo. Pero “la izquierda” incrustada en el Pacto por México, puede impulsar una agenda legislativa que cree otros organismos para demostrar que está “cercana a la gente”, porque ésta, “la gente”, se encuentra en la más ominosa desprotección en muchísimos “servicios”, tanto oficiales como privados.

 

No es descabellado crear una Comisión Nacional para la Defensa de los Usuarios del Ministerio Público y Juzgados, donde cada persona que llega, ya sea en calidad de quejoso o de inculpado, es tratada como cliente sujeto de producir ganancias.

 

Ni qué decir de los “usuarios” de Reclusorios, donde se violan los derechos humanos a ojos vista de visitadores de Derechos Humanos.

 

Los usuarios de los servicios de salud pública y privada sufren la crucificción de la infame burocracia, la carencia de recursos materiales y humanos para atender sus necesidades con calidad y calidez, como se difunde mentirosamente en las clínicas del IMSS. En los hospitales de la Secretaría de Salud todas las ventanillas están plagadas de letreros ofensivos a la dignidad humana, a la sintaxis y a la razón misma. Se citan a 50 personas o más a la misma hora para decirles a los que rebasaron el número de pacientes que pueden atenderse que vuelvan al día siguiente, pero sin cita. Tienen que pelear por un lugar en la fila de solicitantes de ficha. Si no alcanzan, es por “flojos, deberían levantarse más temprano”, les dicen las malencaradas burócratas de ventanilla.

 

Los usuarios del Transporte Colectivo Metro son sujetos de torturas, como el de prender as las 6:00 horas el ventilador en invierno y apagarlo a las 12:00 horas en tiempos de calor. Sin aviso alguno, se detienen hasta 15 minutos en algunas estaciones, mientras el flujo humano aumenta hasta convertir en un infierno cada vagón. Ah, eso sí, muy barato. El monopolio que se está creando en las diferentes líneas del Metrobús, negocio de funcionarios públicos asociados al capital privado, cobra muy caro y no hay transporte alterno, como existía cuando el “pulpo camionero”, controlaba el transporte público con autobuses de primera y segunda, a precios diferidos.

 

Andrés Manuel López Obrador le quitó los colmillos al sistema de expedición de licencias de manejar, pero nada más los cambió de dueño, porque los policías de cualquier categoría extorsionan con o sin motivo a los automovilistas que cruzan por su camino. La mejor arma es la amenaza de llevar los vehículos al corralón o, en su caso, a alguna delegación, justo a la ahora de la entrada del trabajo o la escuela. Si en cada delegación se aplicara una sanción a los agentes que llevan sin motivo al “usuario del transporte privado”, se terminaría con esta infausta práctica.

 

En fin, se pueden proponer decenas de Comisiones con funciones análogas a la Condusef. Las que se lograran, serían la mejor prueba de que el PRD estaría “cercano a la gente”.

 

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *