Infame costumbre de culpar a las víctimas

@josegmunoz

 

No es casual que Miguel Mancera haya recomendado no salir después de las 10 de la noche no llevar dinero encima, o distribuir el efectivo en varios bolsillos, no hablar por teléfono celular en público, no dejar un niño solo en la calle, poner cerrojo en todas las puertas de su casa. Hace apenas unos ayeres que se proyecto en televisión un promocional de las Secretaría de Seguridad Pública capitalina donde un motociclista uniformado se le emparejaba a una conductora de un auto para indicarle con no muy buenos modales que bajara el bolso del siento derecho del auto “para no dar tentaciones”.

 

Es una insana tradición que en las agencias del ministerio público de esta ciudad y casi todo el país las víctimas son inculpadas de las agresiones sufridas. Hubo una época a principios de este siglo que se llegó a encarcelar a quienes denunciaban el robo de celulares “por inconsistencias” en sus declaraciones, luego de que eran sometidos a crueles interrogatorios con el obvio propósito de extorsionarlos.

 

Esa es una tendencia generalizada que se aplica en varios estadios de la actividad humana. En Wikipedia se puede leer que “culpar a la víctima conlleva entender que las víctimas de un crimen o de cualquier tipo de maltrato abusivo son parcial o completamente responsables del desafortunado suceso que ha tenido lugar en sus vidas. Para algunos autores, culpar a las víctimas en una característica típicamente fascista, expresada en argumentos como «una mujer violada que llevaba una falda corta se lo estaba buscando». Históricamente, el culpar a las víctimas frecuentemente ha surgido en contextos racistas y sexistas. Implica también culpar a los individuos por su malestar personal o sus dificultades sociales, en lugar de por la presencia de otras terceras personas implicadas o el sistema social existente.

 

“La frase ‘culpar a la víctima’ fue acuñada por William Ryan en su clásico Blaming the Victim, una crítica de la obra de 1965 de Daniel Patrick Moynihan, The Negro Family: The Case for National Action, más conocido como el Reporte Moynihan. El libro de Moynihan resumía sus teorías sobre la formación de ghettos y la pobreza intergeneracional. La crítica de Ryan mostraba las teorías de Moynihan como intentos sutiles (y no tan sutiles) de desviar la responsabilidad de la pobreza de factores sociales estructurales a las conductas y patrones culturales de los pobres. La frase fue rápidamente adoptada por los defensores de las víctimas de crímenes, en particular las víctimas de violación acusadas de favorecer su victimización, aunque su uso es conceptualmente distintivo de la crítica sociológica desarrollada por Ryan”.

 

Los maridos golpeadores, todos sin excepción, sientan en el banquillo de los acusados a las mujeres, con el argumento de que son provocados por sus esposas, haciendo cosas “que saben que me enojan”, como no servir la comida exactamente a la hora convenida, no planchar la camisa de acuerdo a instrucciones, usar un vestido que al “jefe” no le gusta, poner menos o más sal a la comida, hablar por teléfono o haber olvidado poner la alarma al despertador. Cualquier “motivo” desata la furia del troglodita.

 

En Italia el sacerdote católico Piero Corsi, párroco de «San Terenzo», de Lerici, en la provincia de La Spezia (noroeste), colocó un cartel en el portón de la iglesia, titulado «Donne e il femminicidio» (Mujeres y feminicidio), en el que pretender hacer una «sana crítica» y señala que muchas veces «una prensa fanática y desviada» echa la culpa de todo al hombre. El cura se pregunta si es posible que de una «sola tacada todos» los hombres hayan enloquecido y dice que «no», que no lo cree, que el problema está en el hecho de que las mujeres «cada vez más, provocan, se vuelven arrogantes y se creen autosuficientes y acaban por exasperar las tensiones».

(http://www.creatividadinternacional.com/profiles/blogs/un-sacerdote-culpa-a-mujeres-de-incitar-a-ser-violadas)

 

Pero esa percepción se extiende a otras culturas no occidentales. “El clérigo musulmán Al-Haashim Kamena Atangana es un espécimen de este tipo, como se logra desprender de una carta que envío al Toronto Sun:

 

“Las mujeres en América del Norte están cayendo víctimas de la libertad democrática en la que ustedes ellas creen apasionadamente. La razón por la cual se viola a una mujer es debido a la forma en que se viste. Las mujeres se visten tan provocativamente que reciben demasiada atención y esa atención a veces conduce a la muerte.

“Si los agentes del orden y los políticos canadienses se tomaran en serio la solución de este problema, ellos introducirían leyes que hicieran ilegal que las mujeres se vistan provocativamente en las calles. Es cierto que mucha gente se opondría a ello si eso llegara a suceder. y esto definitivamente va a crear protestas y oposición. Sin embargo, arrestando depredadores sexuales no se va a resolver el problema porque mientras las mujeres sigan vistiéndose así siempre habrá pervertidos y violadores que seguirán estando sueltos”.

(http://de-avanzada.blogspot.mx/2012/07/clerigo-musulman-culpa-las-mujeres-de.html)

 

Y aunque no se ha hecho explícito el concepto en muchas de las instituciones públicas y privadas , se practica de manera casi generalizada. La televisión tiene efectos nocivos en la sociedad y especialmente en los niños, quienes aprenden a muy temprana edad que la felicidad es un bien que se importa de los anuncios; es feliz sólo quien se transporte en un auto caro; consume los mejores cosméticos; usa ropa cara, come más golosinas y tiene más dinero. Se difunde el mejor consumo, pero no hay bombardeo de mensajes dedicados a ser mejores seres humanos que deben compartir más y competir menos.

 

Cuando detuvieron a Daniel Arizmendi, (a) el “mochaorejas” tenía en su poder mas de 300 millones de pesos en centenarios de oro y en la misma televisión se preguntaban que para qué quería “tanto dinero”, cuando la acumulación irracional es el único valor que promueve.

 

La respuesta de los defensores de la TV es idéntica o parecida a la autoridad: si no quieren que sus hijos sean contaminados, apaguen el aparato. Los transeúntes deben permanecer en casa después de las 22:00 horas, una especie de toque de queda voluntario para no “provocar” a los asaltantes.

 

Se cuentan por miles las víctimas de los bancos, quienes se manejan con su propia lógica mercantilista abusiva, sin que haya autoridad alguna que ponga límites a su voracidad. Pueden hacer cargos injustos por cualquier cosa y simplemente las llaman “comisiones”. La Condusef aconseja que nadie se endeude; que no se acerquen a los bancos o que prefieran los que atracan menos.

 

Lo grave es que es un gobierno “de izquierda” también se adhiere a tan bárbaro pensamiento.

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