En voz alta: Ordenemos Oaxaca

Por: Gerardo Viloria

Porque está inscrito y como lo he referido en la heterogeneidad de sitios que han abrigado mí existencia, en la vasta diversidad de amigos donde la empatía vincula y en la amenidad conjunta de mis iguales; desde tiempo atrás se conoce y codifica mi orgullo de nacimiento y heredad oaxaqueña.

De esta forma, en la universalidad que vivifica e invade el espíritu, en pasados días recibí en mi correo digital un proyecto ciudadano; testimonio de vocación y conciencia de quién se es y quién se tiene que ser.

Toma como puntal: orden, seguridad y rescate de valores. Su encabezamiento: “Ordenemos Oaxaca”. El espacio referencial: la municipalidad de ese punto del sureste. Su objetivo: enaltecer ese ámbito vital.

En el devenir no remoto, el municipio de Oaxaca, por fenómenos y causas –tanto endógenas como exógenas- ha sido impactado en casi todos los trazos de su estructura, incluido su legendario y tradicional casco urbano. Este contexto ha transferido desorden.

Para retornar a la aspiración colectiva del orden, es preciso una visión global e integral que genere la combinación de acciones estratégicas y tome sistematización en un Plan de Ciudad.

Sin duda, tal pretensión debe contar con el nervio impulsor de la ciudadanía participativa.

Por fortuna, el hábito vigente del oaxaqueño que es su trabajo y su generosa hospitalidad, conforman el espíritu del tiempo.

Su cultura arropa recuerdos, establece tradiciones y genera aspiraciones.

La antigua Antequera, de suaves matices coloniales, villa de cantera verde, de belleza equilibrada,“Muy noble y leal Ciudad de Oaxaca” desde 1821, agracia a quien en ella habita o la visita.

Por ello, para el viajero como recolector y coleccionista de recuerdos, ese es el suelo arcano del encuentro.

Esta motivación forma parte del yo de su promotor que siempre es futuro e integra el yo auténtico que somos cada uno de nosotros, porque asciende como un hilo de agua de un hontanar profundo.

Al forjador de la Plataforma Ordenemos Oaxaca A.C., Teniente MANUEL GUZMAN GARCIA, al bogar contra la corriente formula una ecuación precisa entre persona y tiempo, le apunto como el egregio PINDARO: “No desmayes llega a ser quien tienes que ser”.

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