FRONTERAS DE LA CIENCIA

Por Fernando Fuentes

La migración es un fenómeno de difícil explicación y múltiples aristas. Las políticas anti-migratorias impuestas por el nuevo gobierno de los Estados Unidos (EU), no son más que un reflejo de la incapacidad de Donald Trump por entender los problemas y situaciones que aquejan al mundo. Para saber hasta qué punto las políticas promovidas por el gobierno estadounidense –y también mexicano– en esta materia son útiles, es necesario conocer con plenitud las causas que la propician.

Las nuevas directrices y órdenes ejecutivas anti-migrantes distan mucho de atender sus verdaderos motivos. Lo importante no es saber si los inmigrantes en EU tienen papeles, ni si alguna vez han cometido alguna infracción, o si un muro detendrá el flujo migratorio; lo verdaderamente importante es comprender por qué una persona deja su lugar de origen para trasladarse a otro. Los motivos que causan este fenómeno son de diversa índole: puede deberse a la carencia condiciones laborales dignas, por desplazo ante la violencia o bien, por costumbre como lo explica Juan Carlos Rulfo en su documental Los que se Quedan. En este documental se ven comunidades compuestas en su mayoría por mujeres, pues los hombres al cumplir cierta edad se van a Estados Unidos.

Tanto Trump como nuestros políticos parecen ignorar estos factores básicos de la migración. Las medidas propuestas por Trump son simplistas e impresionistas ya que se basan únicamente en resultados visibles a los ojos de sus simpatizantes como lo son la contratación de miles de agentes migratorios, patrullas fronterizas, o bien, la construcción de un gigantesco muro. Este tipo de soluciones–a–medias sólo atienden a los síntomas. En cambio, las medidas que disminuyen la migración son aquellas que van directamente a la raíz y, en consecuencia, modifican las condiciones de vida en los lugares de origen del migrante; no obstante, ciertas posturas de Trump irían en detrimento  de sus intenciones de frenar la migración.

Donald Trump dejó de ser una amenaza para volverse una realidad. Los nuevos lineamentos emitidos desde la Casa Blanca han contribuido a crear un ambiente de miedo y desconfianza dejando al inmigrante en un estatus similar al de cualquier prófugo de la justicia. Esto ha afectado especialmente a aquellos oriundos de México, pues las cifras recientes indican que al menos 1 de cada tres deportados es mexicano (de las 2.8 millones de deportaciones totales realizadas en los dos periodos de Barack Obama).

México no debe repetir los mismos errores que ya cometió con aquellos mexicanos que abandonaron su tierra. Se debe trabajar en las comunidades y municipios donde hay mayor afluencia migratoria hacia EU para darles las oportunidades que no tuvieron quienes ahora están a merced de Trump. La atención no debe concentrarse totalmente en los consulados mexicanos, porque eso sería afrontar únicamente las consecuencias migratorias. Sólo atendiendo las causas es como no se le volverá a fallar a nuestros paisanos

Premio Nacional de Periodismo 2008 y 2016. Premio México de Periodismo 2013. Director de la revista Medicina Científica. ferfuentesmtyotmail.com

 

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