REFORMA EDUCATIVA FRACASO ANUNCIADO

LUIS ZAMORA CALZADA
LUIS ZAMORA CALZADA

¿Y ahora qué sigue? Es incomprensible como las propias instancias educativas se contradicen y arrastran a la escuela pública al descredito social, enlodan la imagen del maestro, sin recato alguno devalúan el trabajo docente carente de apoyos para su transformación, reconociendo el fracaso de la mal llamada reforma educativa centrada en las modificaciones a los artículos 3ro y 73 Constitucionales, con sus leyes secundarias que tanto han dañado al magisterio.

 

La educación obligatoria en México: informe 2017, documento presentado el miércoles 19 de abril, por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación en México (INEE) a la Comisión de Educación Pública y de Servicios Educativos de la Cámara de Diputados, así lo corrobora y constituye el catálogo del nulo avance en la materia en este sexenio.

 

Todo parece indicar que quienes están al frente del INEE y de la Secretaría de Educación Pública (SEP) no se han dado cuenta que están al final de este periodo gubernamental extraviado y más preocupado en la implementación de sus negocios transexenales, que en educación misma.

 

Parece de mal gusto que la presidenta del INEE, en lo que parece una abierta confrontación con el titular de la SEP, asegure que la equidad del sistema educativo y la calidad del aprendizaje no se logran por la persistencia de los desafíos centrados en “políticas públicas ineficaces y contextos socioeconómicos adversos”.

 

Si son de su conocimiento las políticas públicas ineficaces ─de las que forma parte─, y no implementó ningún cambio en los años que lleva este gobierno, está incurriendo a todas luces en omisiones legales en perjuicio de la educación en México.

 

En qué le es útil a la escuela pública y al país el imaginario descontextualizado de la señora Schmelkes, al asegurar: “nos parece muy importante que hacia al cierre del gobierno que inició la reforma, se pueda tener un balance de lo que ha sucedido”.

 

Lo anterior no justifica el agravio cometido contra los 150 mil profesores evaluados y la meta de aplicar a un número igual en el presente año, a este ritmo no les alcanzará el 2018 para cubrir a los 800 mil profesores restantes, lo que por sí mismo representa el mayor error de evaluar para atacar a los docentes en el examen para la permanencia con el uso de policías y colocando en riesgo derechos laborales adquiridos.

 

A estas alturas, asegurar que la reforma educativa del gobierno, debió comenzar con la reestructuración de la formación inicial de docentes y que para ella es: “urgente que se dé a conocer qué es lo que se está pensando hacer en ese sentido”, es otra demostración del fracaso inherente a la propia declaración.

 

El documento reporta carencias en infraestructura, equipamiento escolar, considera atender hasta 60 alumnos por aula, número estratosférico para los salones de clases, en lo que parece ser una determinación cuantificada proveniente de personajes que nunca han trabajado en un salón, por ejemplo con niños de primer grado de primaria.

 

Con relación a dicho número de alumnos por aula, no se puede olvidar la concentración de escuelas que está en marcha por la SEP, para eliminar las escuelas pequeñas y concentrarlas en instituciones más grande, no importa saturar las aulas, lo que menos interesa a la autoridad es el avance educativo del alumnos, ni el papel del maestros, quien se verá obligado a abandonar la docencia, para centrarse en el papel de cuidador de estudiantes.

 

Se reconoce que tampoco se cumplió con la asignación de un tutor a los maestros calificados como idóneos, en el examen para el ingreso al servicio profesional docente, a pesar de ser uno de los ejes torales en la Ley respectiva.

 

Desde esta lógica ¿quién va a sancionar al secretario de educación pública?, los elementos de omisiones legales a la ley que rige su actuar están plasmados en el documento del INEE: La educación obligatoria en México: informe 2017, haciendo constar el gran fracaso educativo anunciado desde que se impuso el rimbombante pero inútil ataque laboral y administrativo al profesorado del país, que al gobierno le dio en gana llamarla reforma educativa.

 

 

 

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