En Voz Alta

GERARDO VILORIA

Por: Gerardo Viloria

Diez años después de que casi un millón de personas salieran a las calles para demandar poner un alto a la inseguridad, ésta ha empeorado. Los secuestros en México se han cuadruplicado, los asesinatos han crecido en 58 por ciento y los robos se han incrementado en un tercio.

Además, en 10 años se han agravado otros tipos de delitos, como las extorsiones y los desaparecidos.

El 27 de junio de 2004, en el Distrito Federal y otras ciudades del País, los ciudadanos, vestidos de blanco, expresaron su repudio ante la violencia criminal de la que eran víctimas en una marcha que se autodenominó Rescatemos México y que, a la fecha, ha sido la más numerosa en la historia.

En la década transcurrida desde la marcha se sumaron nuevos movimientos sociales y activistas contra la inseguridad nacidos de una tragedia.

Es el caso de ALEJANDRO MARTÍ, cuyo hijo Fernando fue secuestrado y asesinado en 2008; el de NELSON VARGAS, cuya hija, Silvia, también fue plagiada y ejecutada en 2007, y el del poeta JAVIER SICILIA, a quien le mataron a su hijo Juan Francisco en 2011.

Para JOSEFINA RICAÑO, fundadora y presidenta de la organización México Unido contra la Delincuencia, el delito rebasó a las autoridades durante la última década.

 

MARTÍ considera que el Estado no ha logrado combatir problemas que permiten el crecimiento de la violencia, como la corrupción, el abandono del sistema penitenciario y la burocracia del sistema judicial.

Para MARÍA ELENA MORERA, presidenta de Causa en Común, el problema de inseguridad no ha sido resuelto, pero la marcha de hace 10 años provocó que las autoridades se ocuparan más del tema.

LAURA ELENA HERREJÓN, presidenta de Movimiento Pro-Vecino, consideró que, tras la marcha, hubo un esfuerzo de las organizaciones para darles seguimiento a los 80 puntos que plantearon, pero, con el tiempo, éste se diluyó y, al final, sólo se registraron avances parciales.

México está igual o peor, sostiene SICILIA, quien considera que las condiciones de inseguridad en el País han resultado en la anulación del Estado.

Quizá un tema que por sus dimensiones y cadena de hechos, refleja uno de los más graves problemas en materia de seguridad, es el relacionado al fenómeno de los desaparecidos.

El 26 de marzo de 2011, un periódico digital de la frontera coahuilense, especializada en temas de seguridad, Borderland Beat, describía que cientos de habitantes de uno de los pueblos conocidos como Los Cinco Manantiales, en Coahuila, que habían sido secuestrados por Los Zetas: no volvieron jamás.

Sin embargo, esta noticia del secuestro y desaparición de por lo menos 300 personas no salió de esa zona asolada por Los Zetas sino hasta dos años después en la revista Proceso,por las declaraciones vertidas en un tribunal de Houston en el juicio seguido contra JOSÉ TREVIÑO MORALES, hermano de El Z-40.

En el mes de febrero, tres años después de la masacre que exterminó a entre 300 y 400 personas, la procuraduría estatal de Coahuila inició una investigación y encontró evidencia de que los cuerpos fueron disueltos o incinerados con diésel.

Así, en este contexto, no hay semana que no se descubran fosas clandestinas, como las encontradas en Veracruz con más de 30 cuerpos hace unos días, con víctimas que llevan añoso o meses enterradas.

En lo que va del año, se han exhumado en el país 192 cadáveres; desde 2010, cerca de dos mil, sin contar los cuerpos disueltos o incinerados. La Secretaría de Gobernación ha actualizado a 16 mil el número de desaparecidos; cifra comparable con acciones bélicas.

Cincuenta por ciento más que los inmolados en el desembarco en Normandía el Día D; cuatro veces que en las dictaduras brasileña y chilena y la mitad de la dictadura argentina.

gviloria@imagenpolitica.com

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