Los Partidos Convierten a las Elecciones Locales en Vulgar Lucha de Ambiciones

Carlos de la Borbolla

 

La degradada política electoral exhibe su rostro más grotesco y cínico en el proceso que habrá de terminar –en buena hora- el próximo dos de julio.

Como una caja de resonancia, en el Estado de México se copian alianzas de intereses y ambiciones, colectivas y personales, que desprestigian a la democracia y a la política en sus más puras esencias.

Sin el menor recato, los antagónicos de ayer son los socios de hoy. Con cinismo y desparpajo, anunciaron y hasta festejaron las complicidades del PAN con el PRD y la franquicia de Dante Delgado denominada Movimiento Ciudadano, para contender por diputaciones locales y ayuntamientos.

El negocio de Andrés Manuel López Obrador, bajo el título de Morena, no tuvo empacho en aliarse al desprestigio del Partido del Trabo regenteado por Oscar González Yáñez en aras de la obsesión del político tabasqueño y en busca de posiciones que engorden con su “diezmo” las arcas personales de El Peje.

Un disminuido Partido Revolucionario Institucional –con la carga de la reciente derrota en la elección de gobernador- cayó en la soberbia de los ignorantes y canceló su tradicional sociedad electoral con el PVEM y el Partido Nueva Alianza, lanzándose al vacío en momentos de mayor rechazo de la sociedad, con razón o sin ella.

Cuando el tricolor necesita de suma de votos, rompe un pacto que le rindió frutos positivos en los recientes procesos locales.

 

LEGISLACION ELECTORAL POPULISTA

 

La Reforma Política Electoral del 2014, como un apéndice y condición del PAN y el PRD por su participación en el Pacto por México, trajo como consecuencia las famosas “elecciones concurrentes” para las cuales ni partidos ni candidatos estaban preparados.

A cambio de no aprobar la “segunda vuelta”, los partidos representados en el Congreso de la Unión por sus grupos parlamentarios, introdujeron, además de las multielecciones, las candidaturas independientes y la centralización de las decisiones de política electoral en el Instituto Nacional Electoral que sustituyó al bien prestigiado IFE.

También decretaron regalar la mitad de las candidaturas a cargos de elección popular a las mujeres y una tercera parte a los jóvenes.

Y la cereza del pastel fue la reelección –denominada elegantemente como elección consecutiva- para Diputados Federales, diputados locales y Ayuntamientos, pero a criterio de los partidos como dueños de las posiciones.

El resultado de este “Frankenstein” lo padecen partidos y candidatos, pero sobre todo, lo sufre una sociedad reactiva, pero no participativa; reclamante, pero no propositiva.

 

PARTIDOS CON AGUDA POBREZA DE CUADROS

 

Para contender en 41 Distritos electorales federales; por 45 Distritos locales; dos Senadurías y 125 Alcaldías, se requiere de Partidos sólidos, con programas de permanente convivencia con la sociedad; con una eficaz formación de nuevos cuadros y una identificación plena con los potenciales electores.

Esa clase de instituciones no las hay ni han existido en el Estado de México.

Las complicidades de los partidos disfrazadas de alianzas electorales, han dejado en el olvido principios ideológicos y doctrinas políticas.

La geometría política vigente en la mayor parte del mundo, fue hecha añicos por los integrantes del Congreso de la Unión a petición de las camarillas que se apropiaron de las franquicias electorales llamadas partidos.

La trilogía PAN-PRD-MC va solamente por la reelección de alcaldes en sus principales bastiones. Los amarillos en Nezahualcóyotl, Valle de Chalco y el sur del estado. Los azules con Atizapán y Huixquilucan se conforman.

En el PRI se vieron en la necesidad de reciclar contendientes. Sacaron del Senado a doña María Elena Barrera Tapia y de San Lázaro a Marta Hilda González, para asegurarse las diputaciones de Toluca.

A doña Carolina Monroy la trajeron de la Cámara de Diputados para impedir que la alcaldía del pujante Metepec ingrese a las alforjas de Morena.

En 23 Ayuntamientos priistas buscarán la reelección, aunque sin justificar con buenos resultados esa pretensión.

La reelección en cualquier parte del mundo, va en función directa de los resultados alcanzados. En el emblemático caso de Toluca, no son suficientes méritos la repavimentación de unas cuantas calles y las pequeñas obras en las delegaciones del municipio, para tapar el elevado índice de inseguridad en que viven los ciudadanos, el aumento de delitos de alto impacto y el cotidiano caos vial que se padece y pretender la reelección de Fernando Zamora Morales.

Priistas, panistas y perredistas sin oportunidades en sus respectivos partidos, emprendieron un gran éxodo hacia Morena, donde los recibieron con los brazos abiertos pese a su escaso capital electoral, pero con voluntad de aportar dinero a sus campañas.

Así se dieron los casos de los ex panistas Juan Rodolfo Sánchez Gómez en Toluca o Patricia Durán Reveles en Naucalpan.

Estas maniobras dejan en claro la indiferencia de los partidos por preparar nuevos cuadros, con jóvenes y mujeres principalmente, para ser más competitivos y aceptados por una sociedad que exige respuesta a sus demandas y solución a los problemas.

Esta es la democracia que ofrecen los partidos y quienes viven de ellos.

 

 

 

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