Un deseo llamado mujer.

@josegmunoz

El Senado de la República podría discutir una iniciativa de ley para prohibir la transmisión de publicidad que “degrade o discrimine a las mujeres, las muestre como un estereotipo negativo, en condición de subordinación o como objeto sexual”. Noble intención, sin duda, pero el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones.

Platón puso a la idea por encima de cualquier realidad objetiva. Una rosa es bella, pero no es “La belleza”, que es algo superior y puede referirse lo mismo a una idea que a una puesta de sol y quizá miles de objetos. Pero una idea no puede se materializar para ser exhibida como presa de caza ni aprehendida ni encapsularse en la retórica de una iniciativa de ley. Pretender que los publicistas dejen de usar a la mujer como objeto sexual es como intentar desaparecer los instintos animales que se manifiestan desde los primeros días de vida en los seres humanos.

No es censurable que la senadora perredista Claudia Corichi, secretaria de la Comisión de Equidad y Género del Senado de la República intente que se cree una ley que ponga fin a la práctica denigratoria de la mujer que de manera cotidiana se exhibe en la mayor parte de los medios de comunicación. Lo que hay que llamar la atención es que la publicidad lo que en realidad pisotea es al ser humano en general. Si una mujer es exhibida en paños menores para alimentar el deseo sexual del hombre, hombre y mujer son denigrados porque expone al macho como un animal que tiene el cerebro en medio de las piernas.

La mujer-objeto existe no sólo en los anuncios. Hay que voltear la mirada hacia otros planos del lenguaje:

Te vas, porque yo quiero que te vayas/

A la hora que yo quiero te detengo/

Yo sé que mi cariño te hace falta/

Porque, quieras o no, yo soy tu dueño.

(José Alfredo Jiménez)

El doctor Wilson Bryan Key. Autor de La era de la manipulación (Diana, 1992) sostiene: “Los medios masivos de comunicación han introyectado en las mentes la ilusión de que el hombre, por sí mismo, controla sus pensamientos, valores y comportamientos. Creemos que pensamos completamente por y para nosotros mismos. Esta fantasía alimenta una autopercepción que hoy en día resulta peligrosa para el ajuste y la supervivencia del ser humano”.

Para cambiar esta realidad no basta una modificación a la Constitución ni crear ley que prohíba lo intangible, porque pondría en gran predicamento a jueces, magistrados y ministros que acabarían por decretar el silencio de los medios, porque todo lo que hacen los publicistas tiene el sello de la manipulación, siempre con el objetivo de apoderarse de nuestros miserables salarios. Los tecnócratas de derecho tendrían que entrar a terrenos inéditos y podrían sufrir alucinaciones totalitarias y meter mano a todo lo que huela a sexo y se le asocie con prácticas denigrantes para la mujer.

Al igual que en el espejo publicitario, la imagen del hombre es siempre amable, noble, valiente, sabia, justa generosa hermosa y verdadera. Narciso perece finalmente por no saber diferenciar la realidad de la fantasía”, sostiene el especialista.

Los mensajes nada subliminales ni ocultos que nos bombardean de manera cotidiana y concomitante desde temprana hora a través de Televisa y TV Azteca son una invitación a concretar el instinto de conservación de la especie. Brozo, en su “Mañanero”, nos exhibe a su secretaria, “Reata”, con escotes de media copa sólo posibles en las telenovelas que ocupan varias horas de transmisión en todos los canales de TV abierta. El programa es un noticiario, por lo que no se le podría enfilar juicio alguno por no pertenecer al género “anuncio publicitario”, si es que se llega a discutir y aprobar la ley Corichi.

En los programas Hoy, de Televisa (9:00 a 12:00 horas) y Venga la alegría, de TV Azteca (mismo horario) las conductoras lucen faldas y escotes que en cualquier calle causarían graves problemas de tránsito. Son mujeres jóvenes, con cuerpos muy cercanos a los ideales estandarizados de 90-60.90 que en un país donde la obesidad disparó la muerte de 40 mil mujeres es más que un insulto a inteligencia y un latigazo a la dignidad femenina. Ambas televisoras estereotipan como ideales a mujeres que sólo existen en la televisión y vaya usted a saber a costa de cuántos sacrificios.

Raquel Bigorra, Tania Rincón, Lili Brillanti, Tabata Jalil exponen con orgullo sus piernas en una especie de pasarela cotidiana que apenas si dejan ver de vez en cuando un miligramo de pudor, colocando sus manos como intentando cubrirse. El caso del Ballet Venga la alegría del Canal 13 de TV Azteca llega a la ignominia de presentar a su elenco de bailadoras en shorts shortísimos en varios escenarios en vivo, filmados y reproducidos cientos de miles de veces en la red social de Youtube.

El problema que plantea la senadora Corichi no está precisamente en los anuncios que promocionan medicamentos que recomponen uñas infectadas por hongos, pero muestran senos a medio cubrir o jabones de tocador con mujeres que más que limpiarse se masturban acariciando su cuerpo desnudo (todo en el nivel de insinuación, obvio), sino en todo el entramado publicitario que manipula el pensamiento humano, evocando sus más primitivos instintos.

Corichi, promotora de equidad de género, podría mejor avocarse a que su partido y los demás que integran la partidocracia mexicana cumplieran tan siquiera con las disposiciones legales y respeten la dignidad de la mujer. La doctora Angélica Cazarín Martínez, reconocida investigadora en materias de equidad de género, señala en un estudio que “Los avances históricos que se han dado en la búsqueda de equidad de género en el ámbito de la política, de 1993 a la fecha, no se han traducido en resultados efectivos, ya que los partidos han encontrado recursos para-legales con el fin de evadir la norma de la cuota de género”

Enseguida expone el caso de las llamadas “Juanitas”, es decir, las 11 diputadas que renunciaron para dar paso a sus suplentes, que resultaron ser hombres. Se trataba de una argucia por la cual aparentemente se cumplía con la ley, pero luego ésta se trucaba por medio de la licencia de las titulares. Y aquí cabe la pregunta que se hizo una vez la pionera del feminismo en México, sor Juana Inés de la Cruz: ¿A quién hay más que culpar, aunque cualquiera mal haga?

En el estudio titulado Violencia contra las mujeres en el ejercicio de sus derechos políticos, elaborado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, se establece:

La violencia que enfrentan las mujeres en la esfera política puede enmarcarse en todos estos tipos y modalidades de violencia: desde la violencia institucional –al interior de sus propios partidos–, pasando por la violencia económica al desviar y limitar los recursos para su capacitación y campañas, hasta el hostigamiento y el acoso sexual, o la violencia comunitaria, e incluso el feminicidio, han sido experimentadas como violencias múltiples por numerosas mujeres candidatas o legisladoras y autoridades en funciones, por el hecho de ser mujeres”.

Creo que las metas más próximas son las que pueden alcanzarse con mayor prontitud. Combatir la manipulación de la imagen de la mujer-objeto es poco menos que imposible. Podría ser, pero no es garantía, cambiando todo el contenido del lenguaje nacional en radiodifusoras, televisoras, prensa escrita, Internet, libros, canciones, teatro, cine, folletos, literatura y toda forma de comunicación humana, como se intentó sin lograr el objetivo al 100 por ciento, en la Unión Soviética.

Hoy en el Senado hay 62 comisiones ordinarias, 18 presididas por mujeres, y siete comisiones especiales, tres presididas por senadoras. En la Cámara de Diputados existen 56 comisiones ordinarias, 12 presididas por mujeres, y 28 comisiones especiales, sólo ocho presididas por diputadas.

 

Modificar esa actitud torcida es más fácil. Lo otro, podría equivaler a intentar rebanar el viento, como diría Shakespeare.

 

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