La CONAGO Viciada de Origen

 

LA CONAGO*La herencia de Felipe Calderón Hinojosa a Enrique Peña Nieto.

*Simulación, rechazo, aceptación convenenciera y operación del modelo policiaco.

*La CONAGO, brillante en el oportunismo, pero opaca en la aplicación de políticas de seguridad.

 

La implementación del “Mando Único” policíaco es uno de los muchos pendientes de la “guerra contra el narcotráfico” que el gobierno de Felipe Calderón heredó a la administración de Enrique Peña Nieto.

El proyecto surgió en respuesta al elevado grado de penetración por el narcotráfico que mostraban las corporaciones policíacas municipales y por las diferencias en capacitación y equipamiento existentes entre los cuerpos de los 2 mil 574 municipios con que cuenta México.

La imposibilidad del gobierno de Calderón para negociar con los gobernadores de las 32 entidades federativas o con su Club de amigos, la CONAGO, hizo que el plan se quedara en el papel.

Ahora el Gobierno de la República busca que, como las reformas estructurales, éste sea un rubro en el que la nueva administración triunfe, justo ahí donde la anterior fracaso.

En cada estado de la República la implementación del mando único avanza a distintos ritmos y mientras en algunas prácticamente se descarta el proyecto, en otras se asegura que comenzará a operar muy pronto y en la mayoría, simulan su aplicación para acceder a los fondos extraordinarios del SUBSEMUM.

En principio se pretendió desaparecer las corporaciones policíacas locales y poner la seguridad en manos de la policía estatal –cuya credibilidad- se sustentaría en el modelo de “Policía Estatal Acreditable”, todavía en desarrollo.

Sin embargo, pronto la realidad se impuso y se mostró imposible que los presidentes municipales accedieran a quedarse sin fuerzas policíacas que actúen bajo sus órdenes directas, por lo que el “mando único” en realidad se plantea como una ampliación de la presencia de la policía estatal de cada entidad en los municipios que se sumen al proyecto. Al proyecto de Calderón se opusieron las asociaciones de Alcaldes priístas y perredistas, argumentando violación a la soberanía de los municipios y a la autonomía de los Ayuntamientos, de acuerdo a los términos del artículo 115 Constitucional.

Ante este impedimento constitucional para establecer por decreto el Mando Único Policial, los gobernadores iniciaron cabildeos con los Presidentes Municipales opositores del proyecto, para firmar un “Convenio de colaboración” que permitiera a los ejecutivos estatales controlar a las policías de los municipios más importantes.

Ninguna de estas medidas prosperó y la idea calderonista, modificada en el peñismo, quedó en el papel. El Pacto por México pudo haber sido el espacio ideal para consumar el

monopolio policiaco, pero los dirigentes del PAN, Gustavo Madero y del PRD, Jesús Zambrano, se negaron a incluir el tema en la agenda de las Reformas estructurales.

 

VIGENCIA PARCIAL DEL PROYECTO

 

Las reiteradas confrontaciones entre gobernantes, legisladores y dirigentes políticos en torno al llamado “Mando Policial Único”, obedecen a la disputa del poder y el dinero que representa manejar cuerpos policiacos municipales.

Para la mayoría de los alcaldes del País, tener a su servicio un grupo armado, entrenado y equipado, además de reconocido y tutelado por la Ley, es símbolo de autoridad indiscutible, de fuerza y control, en el territorio que gobiernan.

Reducir o peor aún, eliminar el mando absoluto de los alcaldes sobre sus corporaciones policiacas, no cabe en sus cálculos políticos. Hiere su ego y lastima su vanidad. La aplicación del Mando Policial Único o de una Policía Estatal Única, resulta difícil y compleja en estos momentos.

Al margen de los intereses políticos, deben considerarse los enormes contrastes entre entidades, entre regiones y también entre municipios aunque sean muchas veces colindantes.

No es viable aplicar el mismo tratamiento a municipios de las fronteras con los de tierra caliente. El Distrito Federal es el único punto del país donde el Mando Único siempre ha existido, aunque no sea bajo esa denominación.

Las autoridades federales quisieron tomar como referente a la capital del país, para replicar la medida, pero no consideraron la homogeneidad de su población y el compartir un espacio donde los límites son virtuales y, además, las delegaciones son controladas directamente por el Jefe de Gobierno, lo que no ocurre en las entidades federativas. Reportes de secretarías de Seguridad Pública estatales, así como del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, indican que sólo 360 de los 2 mil 46 ayuntamientos (17.5%) que integran las 32 entidades trabajaban con la acción de seguridad propuesta durante la 38 reunión ordinaria de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago), que se realizó en marzo de 2010, en Michoacán.

La estrategia policial también se aplica de forma parcial en los estados de Coahuila, Durango, Guanajuato, Hidalgo, Morelos, Estado de México, Quintana Roo, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala, Veracruz, Yucatán y Zacatecas.

Hasta septiembre del año pasado, de acuerdo con los registros del SESNSP, mil 762 ayuntamientos firmaron el pacto para la conformación del Mando Único; sin embargo, sólo en 360 de ellos se instrumentó.

 

OPORTUNISMO DE CONAGO

 

Al margen de su falta de sustento jurídico, la Conferencia Nacional de Gobernadores acredita poca seriedad o flaca memoria en los temas prioritarios en la agenda de la sociedad.

La Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago) aprobó en 2010 un manifiesto mediante el cual respaldó el modelo de mando único policial, para garantizar la seguridad pública, pero después de la foto y el impacto mediático, el tema quedó olvidado.

En el 2013 la CONAGO, reunida en Chihuahua y con la presencia del Presidente Enrique Peña Nieto y el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la Conago se sumó al respaldo a la ruta trazada en el Pacto por México.

A nombre de los mandatarios estatales, el gobernador de Veracruz, Javier Duarte afirmó que la Conago acordó que es necesaria una mejor coordinación policial que haga énfasis en capacitación, equipamiento e inteligencia. “Hemos analizado cuidadosamente los diversos planteamientos e iniciativas presentadas al congreso para tratar de unificar el mando policial. Concluimos que la reforma de las corporaciones es necesaria respetando la autonomía y la libertad de los municipios así como las particularidades que enfrentan”, dijo Duarte y todos los mandatarios firmaron, pero tampoco pasó nada.

Desde diciembre de 2014 el Presidente Enrique Peña envió al Senado una iniciativa de reforma constitucional para establecer el Mando Único, pero el PAN se opuso a esta propuesta y se quedó atorada en comisiones.

Con los trágicos eventos de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, la ejecución de alcaldes y exalcaldes y el recrudecimiento de la violencia en algunas entidades del País, donde policías formaron parte de los grupos delictivos, el tema de la depuración de las corporaciones y el establecimiento del Mando Único, volvió al escenario del debate. Los gobernadores, ni tardos ni perezosos, realizaron en Toluca, la capital del Estado de México, una “reunión extraordinaria” cuyo único punto fue, apoyar la creación del Mando Policial Único, ahora bajo la denominación de Policía Estatal Única.

Bajo la batuta del mandatario mexiquense, Eruviel Ávila, en su calidad de Presidente de la CONAGO, volvieron a firmar una declaración –otra vez para la foto y el álbum de recuerdos- y crearon una comisión que gestionará en el Senado el descongelamiento del famoso decálogo del Presidente Peña Nieto sobre la seguridad.

Pero lo curioso es que nadie habla de la Reforma Constitucional al Artículo 115 para establecer el Mando Único, la Policía Estatal Única o como quieran denominar a la nueva figura policiaca.

Sin esa reforma es difícil aplicar el proyecto, porque estaría sujeto a la voluntad o intereses de los alcaldes el adoptarlo o rechazarlo.

El modelo de Mando Único policial no es la panacea ni constituye una receta mágica para resolver los problemas de corrupción, operativos y de desarrollo profesional que tienen las corporaciones en el País.

Pero la funcionalidad de este modelo depende de las regiones debido a que la realidad de cada estado es diferente.

Otra opción es el diseño de un esquema en el que se adopte un Mando Unificado, es decir, que no se trata de que sea una persona la que tenga el control directo sobre todo el estado de fuerza, sino que todos los elementos respondan a los mismos procedimientos de actuación y de coordinación.

En fin, el escenario en este ámbito es amplio y de gran impacto social. Lo que se haga debe hacerse de inmediato, para beneficio de la sociedad.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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