En voz alta——————————————————AMLO, sin PRD

Por: Gerardo Viloria
En días pasados, el candidato perdedor de la elección presidencial ANDRES MANUEL LOPEZ OBRADOR, solicitó invalidar la elección e instalar una presidencia interina.
Lo anterior, aún cuando sabe bien que muchas de las apreciaciones de la impugnación presentadas solo son subjetivas y, por tanto, únicamente causa de tasación. Por lo mismo, puede afirmarse que LOPEZ OBRADOR sólo busca monopolizar, hostilizar y paralizar la vida política de nuestro país.
Sobre todo, cuando el sábado pasado durante el VIII Consejo Nacional del Partido de la Revolución Democrática (PRD), su propio instituto, aceptan no haber conquistado la Presidencia de la República, por lo que en ese sentido, AMLO queda sin el resguardo del PRD
Sin embargo, el plan de AMLO, reside –primariamente- en restarle legitimación a ENRIQUE PEÑA.
Por otra parte, es innegable que sus intereses propios lo llevan a seguir desdeñando, a tensar el ambiente político ya que la democracia y la dignidad de México, son para él solo una pieza retórica. Así, prepara la “expo fraude”, en el zócalo del DF y en las 32 entidades del país, en donde –según él- presentará pruebas de las trampas que hubo en la elección pasada.
Es decir, es obvio que intenta afectar el destino del país en conexión a su persona. Es un ciudadano al que no le gusta el orden, las leyes y lo que no le favorece; se erige como dueño absoluto de la verdad. Ocupado en fantasías persiste en el capricho y ensaya demostrar su fuerza al esparcir la desconfianza e inconformidad.
Su infidencia de derrotado lo lleva a conspirar para que los ciudadanos mexicanos nos extraviemos en el encono y ensangrentamiento.
Bajo este contexto, en una visión hacia el futuro no debemos borrar de la memoria que México pudo construir instituciones mientras otras naciones latinoamericanas- y presidencialistas, como la nuestra- vivían la larga noche de las dictaduras militares.
Ahora bien, si bien es verdad que tenemos una democracia aún perfectible, misma que es más que la suerte de quien gane o pierda una elección, es urgente corregirla para que los derrotados y sus partidarios se vayan a casa después de las elecciones sin sentir que fueron robados y sin que las pasiones originadas por los comicios persistan cuando los votos ya han sido contados; de igual manera, es indudable que debemos preservarla al ser nuestra mayor perspectiva para las coincidencias y medio para resolver nuestras diferencias.

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