Tarda en despegar el gobierno estatal por un gabinete híbrido

+ Domina el bajo perfil en el equipo de Eruviel Avila Villegas

+ Falta cohesión en el hacer de los altos funcionarios

+ ¿Quién es quien en la estructura de primer nivel?

 

Carlos de la Borbolla

Han transcurrido ya nueve meses del relevo gubernamental y en la percepción de los mexiquenses, que hace la memoria colectiva, no se tiene certidumbre en la conducción de la entidad.

Todo parece seguir la ruta de la inercia y los eventos electorales, encubren la indefinición de quienes tienen a su responsabilidad, activar, reactivar o consolidar el desarrollo del Estado de México.

Con el arranque del 2012, fue enunciado el Plan Estatal de Desarrollo 2011-2017, que por cierto, pocos conocen y aún muchos menos, entienden. Se trata de un bello documento, técnicamente muy bien estructurado, de un rico contenido, pero que carece de reglas de operación y de las herramientas necesarias para su inmediata realización.

En la teoría y en la práctica gubernamental, se ratifican propósitos de continuidad de programas y acciones que rinden dividendos políticos inmediatos, en el mediano y en el plazo largo, como son las llamadas “políticas sociales” que tienen el sello inconfundible del paternalismo y la característica de subsidiarias.

Estas políticas son quizá necesarias, pero pueden ni deben ser permanentes, porque en la idiosincrasia de los mexicanos, sientan perniciosos hábitos que inhiben la cultura del trabajo, cancelan la creatividad y el esfuerzo personal que lleve al bienestar colectivo.

Una entidad como el Estado de México, con privilegiada ubicación geográfica, vasto potencial en recursos y un importante bono demográfico representado por la mayor franja de jóvenes que registra la población nacional, demanda y requiere de líderes en cada una de las vertientes gubernamentales que detonen nuevos proyectos y emprendan audaces empresas.

Al inicio de la administración, el beneficio de la duda explicó la insuficiencia del bagaje con la que llegaron al primer círculo del gobierno la mayoría de los Secretarios del gabinete. A nueve meses de distancia, ya no se justifica la inercia exhibida.

No se trata de que todos los Secretarios del gabinete fueran acompañados de una cauda de pergaminos que acreditaran sabiduría académica, porque está probado que no siempre el poseedor de mayor número de títulos, sea el más eficiente en el desempeño de su encomienda. Lo importante es el perfil del individuo.

La política gubernamental requiere de sensibilidad, de imaginación y de audacia.

Cuando al profesor Carlos Hank Gonzàlez, en su primera rueda de prensa, como Jefe del Departamento del Distrito Federal, la reportera de Excelsior, Isabel Zamorano, le preguntó cual era el secreto de su éxito en el servicio público, la respuesta fue:

“Mire Isabel, el tiempo nos dirá si tengo éxito, pero le quiero decir que no hay ningún secreto; cuando asumo una responsabilidad, invito a colaborar conmigo a los mejores en cada uno de los renglones de trabajo; les otorgo toda mi confianza, los apoyo con todos los recursos disponibles, cuentan con absoluta libertad de acción y, al final, les pido los mejores resultados”

Esta fórmula, que parece y suena tan sencilla, es toda una lección válida en cualquier actividad humana. Y los resultados de Hank González pueden ser discutidos, pero nunca negados.

 

AMALGAMAR FORTALEZAS ES EL RETO

Para un gobernante, el desafío de amalgamar las distintas personalidades del primer círculo de colaboradores y encauzarlos hacia el objetivo superior proyectado, lo define como  líder.

Así ocurrió con Benito Juárez, quien encabezó a una generación brillante de mexicanos, con diferencias ideológicas, pero convencidos profundamente de un sentimiento patriótico y comprometidos en aportar  talento y trabajo a la suprema causa de la Nación.

Gustavo Baz Prada supo conducir un gobierno con dos grupos visibles, uno encabezado por su secretario general de gobierno, el doctor Jorge Jiménez Cantú y el otro, por su secretario particular, Carlos Barrios Honey.

La experiencia y sabiduría del doctor Baz lo llevó a manejar a los dos grupos en vías paralelas, cuidando que nunca se interfirieran;  que no se apartaran del  objetivo común de servir a la sociedad y tampoco se enfrentaran en aras de intereses personales. El fruto de esa estrategia lo registra la historia y es incontrovertible.

El objeto de hacer estas dos evocaciones, es el de revivir ejemplos de praxis política que genera gobiernos exitosos, en mayor o menor proporción, pero exitosos al fin y al cabo.

La percepción popular es que en el gabinete del doctor Eruviel Avila Villegas, no existe la cohesión ni la convicción requeridas para llevar a cabo una administración exitosa.

No es suficiente ni convincente que en el discurso se invoque el pensamiento político del gobernador, su tésis de gobierno y las metas que se ha fijado, si en la práctica las acciones no corresponden a la retórica.

La congruencia es la divisa necesaria en la suma de esfuerzos de un equipo de trabajo, por encima de las diferencias de enfoque que pueda haber, como resultado natural de la pluralidad de opiniones.

El acomodo correcto de las piezas en el rompecabezas que es el gobierno de una entidad compleja como es el Estado de México, depende del convencimiento de los funcionarios de que todas las vías conducen a un lugar común: la eficiencia gubernamental.

LAS COINCIDENCIAS Y LAS DIFERENCIAS

A luz del juicio popular, el gabinete del doctor Eruviel Avila Villegas, es un  mosaico de actores con diferente origen y el reto es fortalecer las coincidencias y anular las diferencias.

Es un secreto a voces, que las posiciones de mayor importancia o de impacto social, están ocupadas por personajes afines o procedentes de diferentes grupos políticos.

El Secretario General de Gobierno, Ernesto Nemer Alvarez, se identifica con el ex gobernador Emilio Chuayffet Chemor, a cuya sombra se inició en el quehacer público.

El Secretario de Finanzas y Administración, Raúl Murrieta Cumings, pertenece al equipo del ex titular de esa dependencia, Luis Videgaray Caso y ambos, fueron estrechos colaboradores del ex secretario de Hacienda, Pedro Aspe Armella, cuyo despacho reestructuró la deuda estatal en la administración de Arturo Montiel y diseñaron las políticas financieras para Enrique Peña Nieto.

El Procurador General de Justicia, Alfredo Castillo Cervantes, formó parte de un grupo de ex colaboradores de la PGR, recomendados por el exprocurador Medina Mora y el actual Secretario de Seguridad federal, Genaro García Luna y heredó el cargo de Alberto Bazbaz.

El Secretario de Seguridad Ciudadana, Salvador Neme Sastré, pertenece a una rancia familia de políticos tabasqueños, con fuertes amarres en altos círculos de la industria farmacéutica, de la familia González del PVEM y con el ahora candidato priísta a la Presidencia de la Repùblica.

El Secretario de Asuntos Metropolitanos, Fernando Alberto García Cuevas, procede del grupo del diputado federal Emilio Chuayffet.

El Secretario de Comunicaciones, Manuel Martínez Meza, está ligado al exgoberndor Eneique Peña Nieto y fue el Director de Autopistas con Gerardo Ruiz Esparza, vinculado al ex gobernador Alfredo del Mazo González.

La Secretaria de Turismo, Rosalinda Elizabeth Benítez González, es la hija del doctor Humberto Benitez Treviño, de extracción hankista, cercano a don Emilio Chuayffet y al licenciado Peña Nieto, con quien fue secretario general de gobierno.

El Secretario de Ecología, Carlos Cadena Ortíz de Montellano, es hijo del diputado Manuel Cadena Morales, ahora candidato a Alcalde de Texcoco y el hombre de confianza de don Arturo Montiel Rojas, en cuya administración fue Secretario General de Gobierno.

El Secretario de Transporte, Jaime Barrera Velázquez, es hermano del doctor Heberto Barrera, cuya cuna política se ubica en los viejos tiempos del profesor Carlos Hank y fue arropado sucesivamente por Emilio Chuayffet y Alfredo del Mazo Gonzàlez.

Con plena identificación con el gobernador Avila Villegas, sin duda alguna la lista la encabeza Alfredo Torres, el Secretario de Desarrollo Urbano, quien fue su mentor político en el grupo Rio de Luz que preside en Ecatepec. Raymundo Martínez Carbajal, quien forma parte de un grupo de académicos del CONALEP y del SEIEM. Juvenal Roa, titular de Trabajo y el secretario de SEDAGRO, quienes el gobernador conoció y trató en la LVI legislatura local;  la Secretaria de Desarrollo Social y la titular del DIF, quienes colaboraron en la Presidencia Municipal de Ecatepec, en la administración de Eruviel.

Obvio es que en esas circunstancias, el gabinete estatal es un híbrido que debe ser consolidado y cohesionado, para obtener de sus capacidades y cualidades el mejor de los resultados. La incertidumbre y la cautela de no sentirse fuertemente comprometidos con el proyecto y la ideología del gobernador Avila Villegas, limita su capacidad de acción y frena sus iniciativas que pueden enriquecer el proyecto de gobierno, si no las dejan en el tintero.

Finalmente, no podemos dejar de lado, la percepción ciudadana de que dependiendo del resultado de la elección presidencial, el gabinete del gobierno estatal sufrirá modificaciones sustanciales y se habrán perdido nueve meses.

 

 

 

 

 

 

 

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