MÉXICO, D.F. El ingeniero mexicano Reynaldo Vela Coreño de la UNAM
desarrolló una cápsula resistente a los sismos, la cual ayudaría a proteger a
las personas ante la caída de edificios, intoxicaciones e incendios, y cuya
batería y alimento en su interior podrían durar hasta un mes.
La cápsula denominada K 107 tiene forma de huevo y se realizó con
distintos materiales como aleación de polvo titanio con acero, su tamaño es
similar al de un refrigerador y oscila entre dos metros 10 centímetros para
adultos y un metro para niños.
La estructura está conectada a la alerta sísmica y tiene su propia alerta de
respaldo, que es la que se utiliza en Japón, dijo Vela Coreño en una
entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (Conacyt).
Al iniciar un sismo ambas alarmas se activan y la persona en lugar de
buscar el conocido triángulo de la vida, se introduce en la cápsula y una vez
adentro, mediante un software se informa sobre la magnitud del temblor, el
tiempo y su duración.
El modelo cuenta con un sistema de agua de consumo humano y un tanque
de oxígeno con una mascarilla para que se utilice en caso de colapso del
inmueble.
Además, K 107 dispone de su propio banco de baterías de litio, de
iluminación tipo Led y un sistema de localización GPS con respaldo de una
red independiente de 18 satélites, lo que permitiría ubicarla en tiempo real,
aunque se caigan las telecomunicaciones.
El ganador del Premio de Ingeniería de la Ciudad de México 2009 mencionó
que ahora trabajan en el desarrollo de un sistema de búsqueda para las
cápsulas apoyado por drones.
En cuanto al mantenimiento, Vela Coreño indicó que solo se requiere
cambiar el depósito del agua cada seis meses y cada dos años y medio el
del oxígeno.
Debido a que los materiales de la cápsula son de importación, el modelo
básico tendría un costo de alrededor de 22 mil pesos, que podría cubrirse
en pagos diferidos y subsidios para poblaciones con menos recursos,
comentó Vela Coreño.
Además de proteger en caso de sismo, la cápsula también se puede usar
en el sector industrial, centrales eléctricas, refinerías o lugares donde es
necesario resguardar a los operadores que están en constante peligro.
La estructura también puede proteger a las personas ante una inundación,
ya que puede flotar; así como de incendios porque es hermética e incluso
de los gases piroplásticos que se desprenden de una erupción volcánica, al
menos durante un tiempo breve, pues las temperaturas de estos alcanzan
los mil 600 grados centígrados.