En Voz Alta——PAN, la soberbia ganó

Por: Gerardo Viloria
El estrepitoso derrumbe que sufrió el Partido Acción Nacional, en las pasadas elecciones del 1º de julio, evidenció el severo desgaste que Acción Nacional experimentó en los últimos doce años.
La caída tiene tintes de catástrofe; va de la felicidad del 2000, al nerviosismo del 2006, al abatimiento del 2012.
El domingo pasado Acción Nacional no sólo perdió la Presidencia de la República, que mantuvo durante 12 años, sino los estados de Jalisco, en donde gobernaba desde hace 18 años, y de Morelos, en donde imperaba desde hace 12 años.
También tendrá su efecto en el Congreso de la Unión, donde Acción Nacional verá reducida su presencia de forma significativa en ambas cámaras, la Alta y la Baja.
De igual manera, podemos señalar que le costó 61 años de su vida llegar a la Presidencia de la República, pero el hombre que llevó al partido por primera vez a Los Pinos, VICENTE FOX, está a punto de ser expulsado.
La pregunta es ¿Qué le pasó al PAN?
Se dice que las derrotas son huérfanas, mientras las victorias tienen muchas madres; repartir culpas es lo más fácil y acusar a otros resulta un deporte muy practicado; por lo tanto, dirigentes y militancia panista –inicialmente- tienen que hacer un ejercicio de autocrítica serio, de reconocimiento hacia las fallas y errores que cometieron.
Sin pertenecer a ese instituto político, pero sí como analista, podemos comentar lo siguiente:
Durante el actual sexenio, el PAN adoptó una de las principales características de lo que fue el PRI durante los 70 años de régimen de partido único. Quienes desde el gobierno controlaron al PAN buscaron a toda costa ampliar sus espacios de poder, pero, en la pretensión, degradaron paulatinamente a su partido.
En este sentido, el presidente FELIPE CALDERÓN al hacerse cargo del gobierno federal a partir del 1 de diciembre del 2006, casi a la par, tomó en sus manos las riendas del PAN; sin embargo, siendo gobierno demostraron que no podían serlo. Más aún, olvidaron sus orígenes, la doctrina pura del panismo, así como lo que fueron y supieron ser: oposición.
Por otra parte, intereses de representantes de grupos, chicos o grandes, como divisiones al interior, mismas que no son desconocidas para la sociedad, fueron factores que indudablemente abonaron a la derrota.
Sobre todo, un componente más: la soberbia, la soberbia del poder les afectó; se alejaron de las bases del PAN y del pueblo y ese pueblo mismo les cobró la factura.
Para recuperar la credibilidad de sus militantes y luego ir por la de la ciudadanía, tendrán que refundarse, regresar a los orígenes que permitieron la creación de Acción Nacional y aprender nuevamente a ser oposición.
Para volver a reposicionarse políticamente, deberán trabajar mucho, buscar la unidad, dejar fluir la voluntad de sus militantes, que ellos hablen; eso es lo que quiere el legítimo panismo, no satisfacer el interés de uno o varios grupos.

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