*En este tema, el Rector Alfredo Barrera Baca se sujetará a lo que determine la autoridad judicial, señaló el vocero de nuestra máxima Casa de Estudios, Gastón Pedraza Muñoz.
Carlos de la Borbolla
La Universidad Autónoma del Estado de México está convertida en un botín de grupos y en trampolín político de Rectores.
Con la época de los médicos en la Rectoría, el grupo encabezado por Mario C. Olivera inició la politización del más alto cargo en la Máxima Casa de estudios.
Le siguieron Jorge Hernández García y Guillermo Ortiz Solalinde, quienes al término de sus ejercicios como Rectores, disfrutaron posiciones de gabinete en los gobiernos estatales.
La rebelión de catedráticos, empleados y alumnado contra el Químico Jesús Barrera Legorreta, dio paso a una mayor dependencia del Alma Mater con el régimen estatal y Carlos Mercado Tovar llegó a imponer el orden con la única fórmula que conocía: el control con mano dura a través de la creación de grupos de choque como los “cocoles” en lo interno y porros externos disfrazados de personal de seguridad.
Al restablecerse la calma y recuperar el control absoluto de las escuelas y facultades de la UAEM, el gobernador en turno decidía quien sería el rector y un Consejo Universitario maiceado y a modo, únicamente lo legitima.
Así llegaron a la Rectoría los hermanos Agustín y Eduardo Gasca Pliego, Jorge Guadarrama, Uriel Galicia, Antonio López Castañares, José Martínez Vilchis, Efrén Rojas Dávila, Marco Antonio Morales y Jorge Olvera García.
Todos se convirtieron en burócratas de primer nivel al salir de su espacio de confort en la UAEM, con jugosa jubilación y negocios al canto.
El peso de la parte académica recae en profesionales comprometidos y capaces, siempre en las sombras o de plano en el anonimato y realizan la innovación de los programas de estudio y estrechan los vínculos de cooperación e intercambio con otras entidades e instituciones nacionales y extranjeras.
La UAEM ha sido conducida en la opacidad y con simulación. La transparencia y la rendición de cuentas dejan dudas y sospechas, porque las cifras gruesas no corresponden a la realidad.
En los últimos cinco años, dos casos de corrupción colocaron a los Rectores Eduardo Gasca Pliego y Jorge Olvera García, en el centro de escándalos que van en ascenso.
El primero de ellos data del 2012, el Secretario de Finanzas de la UAEM, Hugo del Pozzo Rodríguez, firmó un convenio con el gobierno de Oaxaca por 58 millones de pesos, para que la institución elaborara un software en administración fiscal que nunca se realizó.
Luego de un año, el gobierno oaxaqueño demandó a la UAEM, cuyo Rector, Eduardo Gasca Pliego, negó saber del asunto y responsabilizó a Hugo Del Pozzo, quien continuaría en el cargo.
El gobierno de Oaxaca ejercitó la acción legal contra la UAEM y le dieron la razón en el reclamo de los 58 millones de pesos, pero los rectores Eduardo Gasca primero y Jorge Olvera después, se negaron a reconocer la deuda hasta que una sala del Poder Judicial de la Federación condenó a la universidad mexiquense a pagar 100 millones por suerte principal, intereses acumulados y gastos y costas del juicio.
El segundo episodio surge cuando Juan Manuel Portal, titular de la Auditoria Superior de la Federación, involucra a la UAEM en la llamada “Estafa Maestra”, consistente en fungir como intermediaria en supuestos contratos para los cuales no cuenta con capacidad y subroga a empresas fantasma el trabajo por el cual, se lleva una determinada cantidad de los 100 millones que se repartieron.
La Auditoria Superior de la Federación documentó perfectamente el caso, con nombres de las empresas y de los participantes.
Por la UAEM firmó los contratos Erick Harzaín Torres Mulhia, como director general del Fondo de Fomento y Desarrollo de la Investigación Científica y Tecnología.
Los ex rectores Eduardo Gasca Pliego y Jorge Olvera García, se lavaron las manos y dejaron que Hugo del Pozzo y Erick Torres fueran detenidos, pero antes de ser vinculados a proceso por jueces estatales de consigna, la justicia federal los amparó al encontrar deficiencias en la investigación.
Uno de los principales elementos es el hecho de que resulta sospechoso que en operaciones de tan alto monto de dinero, los rectores dejaran que fueran manejados discrecionalmente por sus subordinados.
La segunda interrogante es: Donde están los fondos millonarios desaparecidos?
El actual Rector, Alfredo Barrera Baca, ha rechazado las sospechas de corrupción en la Máxima Casa de Estudios y condena los calificativos.
El error del Rector actual es pretender una revisión del fallo de la justicia federal por el pago al gobierno de Oaxaca de los 100 millones que reclama.
En estos lamentables hechos, el prestigio de la UAEM no está en entredicho. Es la conducta de las personas la que debe cargar con la responsabilidad de los hechos. Actuaron con deslealtad hacia la institución y deben responder a ello. Eduardo Gasca Pliego y Jorge Olvera García son responsables de omisión y lo sentenció el Auditor Superior de la Federación, Juan Manuel Portal al señalar que: “los titulares de las dependencias son los responsables aunque los que firman los convenios con las universidades sean mandos medios de las dependencias.”